Seguidores

sábado, 26 de marzo de 2011

Segundo capítulo de "Tras la estatua de la libertad" (:

Holaa! ¿Os acordáis de esa novela que puse hace un tiempo,que era como un pequeño adelanto? Pues bueno,a pesar de no tener nada de tiempo,he escrito un poquito más y os dejo el segundo capítulo para las que lo leísteis ^^ Cuando ya esté un poco más puesta,tenga un poco más de interés y eso,me pondré con el Blog,a ver qué sale (:
Espero que os guste!

-Gracias,señor Hawthorne.
Miré directamente al hombre de mediana edad que tenía delante.Era el hombre que tanto me había ayudado con mis problemas,que me escuchaba,que siempre tenía su puesto de rosas abierto para mí…Era como una especie de padre.Sí,lo reconozco,mi padre murió cuando tenía cuatro años.Al principio,me sentía un poco solo y una punzada de dolor atravesaba mi corazón cada día.Pero desde que conocí a este buen hombre,se me han pasado todas las penas y creo que merece la pena vivir y no tirarme desde el último piso del Empire State Building,como tenía pensado en un comienzo.No solo pienso vivir; quiero empezar a sentir lo que es amor.Pero creo que la primera parte,la más difícil y la que muchos no consiguen superar,yo ya la he pasado: encontrar a la persona idónea.De hecho,dicen que el amor se encuentra cuando menos te lo esperas.Quién iba a decir que yo lo encontraría a través de mi jefe…A través de esa preciosa chica rubia de ojos azules que enamora a todo el que pasa por su lado.¿Será buena idea hacer esto?
-De nada,muchacho.Ya sabes que nunca es tarde para el amor.Y menos para cerrar mi querido puesto de rosas.
-En serio,muchísimas gracias.No sabe lo que esto significa para mí.
-Deja de darme las gracias y ve a casa de la chica.Como llegues y no esté,te la vas a cargar.
Me reí.
-Descuide,señor Hawthorne.Está todo controlado.
-Bien,pues si es así,prométeme una sola cosa.
-¿Cuál?
Le miré inquieto.Era más que evidente que él estaba disfrutando con la situación,pero yo…Uff.¿Que quería que le prometiese? ¿Qué la llevaría a dar un paseo a Central Park? ¿Qué le diría que le quería? ¿Qué no se me perdería la rosa por el camino?
-Que ante todo,seas tú mismo.Créeme,a la hija del estirado señor Montpelier no le gustan los falsetes.
-Lo sé,lo sé.Seré yo mismo.Captado.
-Bien,dicho esto,no te entretengo más,jovencito.Ve con tu amada.
-¡Señor Hawthorne!
-Perdona.Quería decir que fueses con ella.
-Perdonado.¡Hasta luego,señor Hawthorne!
-¡Que te vaya bien,muchacho! Y que la suerte se ponga de tu parte.
-¡Eso espero,gracias! –alcancé a gritarle cuando ya me había alejado.
Atravesé a paso rápido una de las calles que conducía al Times Square.Sin embargo,apenas podía andar con los nervios y el constante tic que tenía en el ojo derecho. “Cómo te vea así,va a pensar que eres uno de esos tantos desesperados que acuden cada día su casa”.Pero la verdad,es que no pensaba dejarme ver.Iba a hacerlo todo tal y como lo tenía pensado,sin ningún punto de más y sin ningún movimiento menos.Todo como lo había estado planeando desde hacía muchísimo tiempo.Vale,tal vez el ir,tocar a su puerta,dejar la rosa delante de ella con la carta,y marcharme sin más como un imbécil no era plan,pero,¿qué otra opción tenía? Tarde o temprano tenía que enterarse.Sí,decididamente,este era el mejor momento para salir a la luz,y no más tarde,cuando salga con un guaperas y ahí sí será el peor momento para actuar.Me giro por un instante,y las veo,como no,en una tienda de ropa a rebosar debido a las rebajas.Claire y Kristhal,sus inseparables amigas amantes de la moda,los cotilleos,y todo lo que se cuece entre las cuatro paredes del instituto.Espera un momento…Me falta Mery,la sensible,la simpática,la buena amiga,la consejera.¿No estará con…? No.No,no,no.No puede estar con Adriene eligiendo la ropa para la fiesta de la casa de modas,porque sino,yo lo habría tenido en…¡Dios! ¡Cómo no lo he pensado! Era prácticamente imposible que eligiera sola la ropa,obviamente,tenía que estar acompañada de una de sus amigas.A saber qué pensará cuando vea todo el chiringuito que le tengo montado a Adriene…Dios,no.Ya no me puedo echar atrás.He decidido,por mi propio bien y el de los demás,hacerlo sea como sea.Ya no vale decir que estoy asustado,aunque lo esté,porque sino seguiré toda mi vida bajo esa sombra de chico simplón sin ningún atractivo.Así que me armé de valor y cogí la llave de debajo del felpudo.Lo sé,puede sonar un poco rastrero,pero,ser el ayudante del jefe tiene sus ventajas.Abrí con cuidado,deseando que no hubiera nadie en casa.Por suerte,al primer pie que puse en el suelo nadie se sobresaltó,ni sonó la estruendosa alarma de los Montpellier,lo que indicaba que no había moros en la costa.Avancé sigilosamente,lo más sigilosamente que pude por las escaleras que daban al piso de arriba.Miré al final del pasillo,donde se veía una gran puerta blanca con el nombre de Adriene colocado en enormes letras rosas y negras.Pisé una vez el suelo; la madera crujió.Pisé otra vez,y otra vez,y otra vez...A cada paso que daba perdía un poco de mi inseguridad,me iba convenciendo poco a poco de que yo era capaz,que si miles de chicos habían hecho esto antes que yo,yo podía hacerlo igual o incluso mucho mejor.Me agaché,e incliné un poco la carta para que pasara por el hueco de la puerta;después,sin pensármelo dos veces,arrojé la rosa al suelo,dejando un rastro de pétalos que ni el propio Destino sabía lo que me depararían.


-Adriene,he preguntado,¿qué es eso?-dijo Mery estupefacta.
-Cállate,pesada.-le respondí.
Estaba perpleja.No podía imaginarme quien ni como había pasado esa carta por debajo de la puerta,dejando un larguísimo rastro de pétalos de rosa por el pasillo.No podía imaginarme quien ni como se me había declarado de esa forma.
-Para saber qué hay dentro,supongo que tendrás que abrirla,¿no?
Le lancé una mirada recriminatoria.Por una parte quería abrirla,porque la curiosidad podía conmigo;pero por otra,temía lo que había dentro,temía al futuro,temía a quien me la había escrito.No quería enterarme nunca de quien había sido.
-Trae-dijo Mery de improvisto.
Antes de que pudiera pensármelo dos veces,me arrebató la carta de las manos;la abrió dejando mi privacidad al descubierto.
-¡Mery,dámela! ¡No te importa!-le grité.
-¡Sí que me importa! Sino no estaría preguntado, ¿no crees?-contestó sarcásticamente.
Abrió la carta de un tirón,y,sin más dilación,me la devolvió como quien no quiere la cosa.
-Esto no va conmigo.Tú ganas.-dijo.
Acto seguido,cogió “Tres metros sobre el cielo” y se tumbó en mi cama a leer.Agarré la carta nerviosísima,y me puse a ojearla de arriba abajo.Decía así:
“Hola,Adriene.
Probablemente no sepas quién soy.Por ese mismo motivo me hago tanto el misterioso,¿sabes? Pero bueno,no lo hago del todo de broma,algo de misterio sí que tengo.Para irte desvelando un poco el secreto,solo te diré que vivo por aquí cerca,por las curiosas islas de Manhattan.Les tengo un fuerte afecto a las rosas,formamos un vínculo de pasión que ni el mismo Dios adivinaría el porqué.Simplemente,me gustan.También me gusta observarte mientras paseas por Central Park,cuando te sientas en alguna parte,cuando respiras,cuando intento posar mis ojos en los esos azules característicos tan tuyos.La verdad es que nunca puedo,ya que para ti,yo no soy más que una misteriosa sombra que vaga por entre los rascacielos esperando encontrarte.Espérame tras la estatua de la libertad.
W.H.L”
-Mery…-balbuceé.
-Ahora sí me quieres,¿verdad?-dijo levantándose de la cama y dejando “Tres metros sobre el cielo” sobre un cortísimo fular de leopardo.
Me acerqué un poco a la ventana,corriendo las cortinas fucsias que la adornaban.Observaba con la vista perdida la calle que había abajo,esperando encontrar a ese misterioso W.H.L,o simplemente más pétalos de rosa para poder seguir su rastro.
-Lo que pasa,es que...Esta carta tiene más importancia de la que pensaba.-dije entrecortadamente.
-¿Qué quieres decir? ¿Qué los pétalos esos te van a llevar a mejor vida?-contestó.
-Algo así…-dije sin poder apartar la vista de la calle,observando ansiosamente como la gente hacía sus compras.
Parece que Mery se perdió,porque puso los ojos en blanco y vino a mi lado para comprobar qué era eso tan alucinante que estaba viendo por la ventana.
-Vale,me estás empezando a asustar.Primero un tal W.H.L te escribe una carta de amor con rosas,y tú ahora miras por la ventana como esperando encontrar algo.¿Qué pretendes,Adriene?
Aparté la mirada de la ventana,dejando que mis ojos color mar reposasen sobre uno de los pétalos esparcidos por el pasillo.
-Pretendo encontrar a ese chico de la estatua de la libertad.


Un beso a todas!
Candy

3 comentarios:

Sara. dijo...

Que bonitaaaaa (L)

Anónimo dijo...

Waaaa!!! Me encanta!!! Qué tierno es!!! Ya quisiera yo un chico así!!
No tardes en subir, que si no se me olvida!
Girl

Hayar. AmanteDeLosLibros dijo...

Que bonita... sigela